La renuncia al derecho de la vida: un paso hacia la esclavitud
Se ha avivado en los medios gallegos otra vez la polémica de la eutanasia. Y, en lo que tiene de forzar a otro a que te mate, desde un planteamiento liberal se ha de pensar que ese camino puede llevar, porque lo pide uno, hacia la esclavitud.
La renuncia al derecho de la vida es un paso más a la aceptación de la esclavitud.
Sin quererme empecinar en una polémica absurda, le recordaré que el derecho a la vida es un derecho tan básico que está protegido para que nadie se someta a la esclavitud o la muerte. El Estado de Derecho vela por que sus ciudadanos sean libres y no se sometan a prácticas vejadoras. No permite que, por ejemplo, nos vendamos como esclavos o nos contratemos como cobayas en un experimento, o nos dejemos arrancar un brazo o matar para pagar una deuda o conseguir recursos para nuestros hijos.
Todo esto lo suscribe cualquier licenciado en Derecho que tenga un mínimo de sentido común.
Si nos dejamos arrebatar el derecho a vivir por renuncia, nos dejamos esclavizar o denigrar. Nadie impediría tampoco que mi voluntad soberana se rebajase a la prostitución o a otras vejaciones del hombre.
La dignidad humana debe protegerse, su vida también. Ya hacemos bastante en callar y comprender a los que, por depresión o desesperación, se quitan la vida. Pero no podemos rebajarnos tanto como para pagar para que nos maten. Esa es, por desgracia la no-solución, la solución sin arrepentimiento, la huida hacia adelante y el camino de admitir las esclavitudes más aberrantes.
frid
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