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Ante la Eutanasia busquemos otras soluciones.

Ante la Eutanasia busquemos otras soluciones.

Hoy en Estrella Digital, en contestación al señor Bosch, el señor Riera plantea un caso patético y personal; la esclerosis múltiple de su mujer, a la que quiere y querría ahorrar los sufrimientos de la agonía. Yo también he tenido un caso así en mi familia, una tía soltera, que llevó con entereza y con menos medios de los que hay hasta ahora la enfermedad. Se purificó, y lo digo como cristiano, rezó por sus hermanos y sobrinos, estuvo acompañada de las oraciones de todos, de la atención médica necesaria para que sufriera lo menos posible, y voló. Y, con mi fe, considero que la tengo como intercesora ahí arriba, en el cielo. Vivió una vida normal y sencilla, pero asumió su final terreno con entereza. Y demostró que eso es posible.

Tengo una enseñanza familiar que he comprobado múltiples veces en mi vida: "Dios no permite que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas"; en definitiva, no tenemos que adelantar su llamada. Viene cuando conviene y ese es el mejor momento. No hay que preocuparse tanto del futurible incierto. Vivamos con amor el presente real y ayudemos a nuestros enfermos con los medios que la medicina nos pone a nuestro alcance. Si uno acude a un buen médico se encontrará con la sorpresa de que se puede tratar casi todo lo que causa angustia ante la incertidumbre de la muerte y dolor físico o moral sin recurrir a atajos irreparables.

Confío que el señor Riera y su mujer acudan a un buen médico, de esos que aman la vida, y les dará las soluciones mejores en cada momento. Quizá es que está muy solo y no sabe a quien acudir. Hay organizaciones y asociaciones que atienden con medicina paliativa a enfermos incurables. Ha avanzado mucho la práctica de la medicina para que piense que su caso no tendrá remedio. Lo que es inevitable, por humano, es que tengamos o no tengamos fe, tenga miedo a la muerte, al más allá, a lo desconocido. Es el momento de rezar las oraciones de siempre y confiar en un Dios que nos dará los medios, todos, que necesitemos en ese trance.

frid

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